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lunes, 25 de enero de 2010

Eugenia Kanaeva



«Cuando salgan al tapiz deben sentir el placer de hacer gimnasia rítmica». La recomendación adquiere mayor trascendencia al venir de Evgenia Kanaeva, actual número uno mundial de este deporte.

Con sólo 19 años, Kanaeva se ha ganado la plaza como primera gimnasta rusa, fruto de una intensa vida llena de trabajo y esfuerzo. La rusa lo lleva también en los genes. Su madre era gimnasta y participaba en campeonatos a nivel regional, y su abuela, a la que le encantaba este deporte, fue la que le llevó a los seis años a un gimnasio y le introdujo en este mundo. Tiene a sus espaldas ser la número uno mundial y el oro de Pekín 2008. Aunque sabe muy bien cómo actuar en un tapiz y ante un jurado, los nervios le sobrepasaron el pasado año en los Juegos, cuando cometió un error en el primer ejercicio, pero le sirvió para «aprender de él y remontar».

«Quiero mejorar como gimnasta y ser cada día más profesional superándome a mí misma», confiesa. Quizá su entereza o su cabezonería son las cualidades que más admiran sus seguidores. Les aconseja que «trabajen muy duro» y que, para no perder los nervios cuando salgan a competir bajo la atenta mirada de los jueces, «se centren en el público, del que pueden sacar muchas cosas».

«Nunca pensé que llegaría tan lejos, sobre todo en Rusia, donde la competencia es muy grande», admite Kanaeva, cuyas metas se hicieron más alcanzables cuando entró en el equipo nacional. Todo se lo agradece a su entrenadora, de quien dice que es su «mejor apoyo». Considera que el papel de las monitoras es lo más importante, «sin dejar atrás el deseo de trabajar de las gimnastas».